Tal día como hoy hace 21 años, no era Sábado, era Domingo, pero la sensación de estar tranquilamente en casa después de comer, es la misma. De hecho, estoy en el mismo lugar, ya que el «estado de alarma» me ha traído a mi tierra, a la casa de mi madre, y me pongo a escribir con cierta melancolía y casi con el mismo vértigo. Sospecho que después de pasar mi embarazo, el post-parto, y ahora, de este confinamiento, el día que me suba a un escenario, sentiré algo parecido a lo que sentí aquel día. El día de mi debut.
Nunca será igual que ese 18 de Abril de 1999, porque no sabía lo que venía después. Quizás esa «pureza», esa «ingenuidad», ese «vértigo a lo desconocido» es lo que recuerdo con más añoranza. Y supongo que de ahí saqué la vitalidad y la energía que me llevó a triunfar aquel día, ante tantas personas. ¡Uff!, el teatro estaba a rebosar, y es que, el Orfeón de Barakaldo, quien me daba esa oportunidad, ¡jugaba en casa!
Todavía no había comenzado mis estudios de Arte Dramático en la Escuela de Teatro de Getxo y ni siquiera intuía que iba a hacerlo. Había empezado estudios de canto con el objetivo de llegar a poder ser la «solista» del Coro de Cámara de Bilbao. Tales eran, sin más, mis aspiraciones artísticas, que ni pensaba que pudieran ser una profesión para mí. Y hasta ahí, era feliz.
No podía ni imaginar aquella noche, en la que el público arrancaba a aplaudir en cada mutis de mi personaje, en la que la gente murmuraba incrédula: «¿pero es la primera vez que se sube a un escenario?»; aquella noche en la que descubrí que ya no podría vivir sin aquel aplauso, que me conectó con mi esencia, con la niña que soñaba ser artista, la que se ponía los zapatos de tacón de mamá y cualquier trapo que encontraba en casa; no podía ni imaginar aquella noche, que me iría a Madrid, que protagonizaría un musical siendo Raquel Meller, ni más ni menos, que actuaría en el Teatro Real, que me convertiría en maestra de otros «soñadores» como yo… Tantas cosas inimaginables para mí…
Por eso hoy, aquí, parada, sin poder salir a un escenario (ni siquiera a la calle), sin poderme comunicar «cara a cara» con el público, recuerdo con tanta nostalgia aquel día. El día que debuté. El día que me desvirgué como actriz. Bendito día, que recuerdo cada 18 de Abril a estas horas, en las que estaría preparándome para ir al teatro. Hoy, en cambio, escribo en mi blog, imaginando que alguien esboza una pequeña sonrisa, porque entiende lo que puedo estar sintiendo, o incluso alguien llora de emoción porque estuvo allí compartiéndo ese momento conmigo.
En este vídeo dejo todos los mejores momentos del personaje, cada pequeño minuto de gloria que tuvo «Abel» y que forman parte de mis recuerdos más íntimos, así como las palabras de mi maestra en aquel momento, María Montes, quien no sólo me dió la oportunidad de relevarla con el personaje, sino que me regaló «su vestuario», que por supuesto, aún tengo, y que me dijo estas palabras cuando, tras la función, me embriagaban los halagos de la gente: «Disfrútalo a tope Maribel, es tu momento, nunca se repetirá de la misma manera». Ay María, cuánto recuerdo aquella noche… Efectivamente, he vivido momentos de éxitos y alabanzas, pero aquella noche, dejó un poso especial, íntimo… para mí… para siempre… Y hoy lo comparto con vosotros.